Cada año, aproximadamente en esta fecha, me hago
los exámenes de rigor: mamografía y ecotomografía mamaria.
Y, hace mucho tiempo, me prometí que después de
lo que había pasado, no viviría con miedo. Pero, lógicamente, vuelvo a
sentirlo durante estas fechas y una vez conocido el resultado de
los exámenes, desaparece.
Recuerdo que lo
experimenté con mucha fuerza hace diez años, cuando fui diagnosticada con Ca.
de mamas y es muy difícil de explicar.
Creo que la palabra se queda corta. Sólo puedo
decir, que era como un “aire frío” que bajaba desde mi cabeza a los pies y, a
veces, agarrotaba todo mi cuerpo.
Sentía que no tenía ningún control sobre lo
que me estaba pasando. Que no podía escapar y que ignoraba si saldría con bien,
más allá de la lucha que daría.
Por fortuna, era una emoción que como otras, iba
y venía. También, tenía días lindos que compensaban esos difíciles momentos y que
atesoraba como algo muy valioso.
Cuando estamos viviendo una situación límite,
es natural sentir miedo. Sólo nos queda vivirlo, enfrentarlo y esforzarnos
por quitarle poder cada día.
Con afecto, Sylvia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario