Ayer, Viernes 18 de Julio falleció un tío muy querido, que era como un hermano para mi mamá.
Si bien, estaba enfermo desde hacía algunos meses, se murió de un infarto y no de la enfermedad propiamente tal.
Era un señor muy querible y alegre. Parte de mi niñez y mis momentos felices. De joven, viajó por toda Sudamérica y escuchar sus historias o reír con él, alegraba la vida.
Irónicamente, iríamos a visitarlo este fin de semana y cuando llamamos a su casa para avisar de esta visita, tan sólo dos horas antes, se había desplomado en el baño para no volver a despertar.
Pude llamarlo y no lo hice... Tan solo 5 minutos de mi tiempo habrían bastado... Pudimos visitarlo y lo pospusimos... Una hora con él habría sido suficiente. Y creo que tendré que vivir con esto, al menos por un buen rato. Siento mucha pena, ya que no lo veré nunca más y con el tiempo olvidaré su voz.
Este Domingo finalmente iremos a visitarlo, pero para despedirlo...
No pospongan como yo, una visita o una llamada a un ser querido. Especialmente, si ha sido parte de sus buenos recuerdos y ya es mayor; porque en la realidad de cada día, no tenemos "todo el tiempo del mundo".
Con afecto, Carlota.